lunes, 27 de abril de 2009

gases que contaminan











Cuando en un lugar y tiempo determinado la composición química del aire cambia debido a la presencia de sustancias extrañas, decimos que el aire está contaminado. Las emisiones de gases contaminantes se relacionan con la actividad industrial, los vehículos motorizados y la vida de los hogares. Como el hombre participa activamente de estos procesos, tales actividades se llaman fuentes de contaminación antrópicas (antro = hombre).La gran mayoría de los contaminantes antropogénicos son subproductos de los procesos de combustión. La quema de la madera, el carbón, el gas metano y otros combustibles son procesos que liberan gases y partículas sólidas que contaminan la atmósfera.Los principales contaminantes gaseosos del aire son: óxidos de carbono (COx), óxidos de azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx) e hidrocarburos parcialmente quemados (RH) y el ozono (O3).
Óxidos de carbono: Corresponden al dióxido de carbono (CO2) y monóxido de carbono (CO) compuestos originados en la combustión de los combustibles que contienen carbono.· El CO2 se libera de combustiones completas· El CO se forma cuando el combustible se quema en escasa cantidad de oxígeno. Este gas es incoloro, inodoro e insípido, por lo que suele pasar inadvertido; aun así, resulta mortal si se encuentra en concentraciones elevadas.
Óxidos de azufre: Se producen al quemar azufre o combustibles que lo contienen, como el carbón y el petróleo. El más importante de éstos es el dióxido de azufre (SO2), que luego se oxida en la atmósfera, formando trióxido de azufre (SO3).Los SOx son irritantes que afectan es sistema respiratorio del hombre. También provocan daños en la calidad y rendimiento de las cosechas y participan directamente en la formación de la lluvia ácida.
Óxidos de nitrógeno: Se forman a partir de los procesos de combustión que ocurren en presencia de aire, especialmente en los motores de los medios de transporte. Debido al calor producido por la fuente de combustión (bencina), el nitrógeno atmosférico reacciona con el oxígeno, formando varios compuestos diferentes. Entre ellos están el monóxido de nitrógeno (NO) y el dióxido de nitrógeno (NO2), un gas de olor agradable y que irrita fuertemente el sistema respiratorio.
Hidrocarburos: Son compuestos formados por carbono e hidrógeno que por lo general se liberan de la volatilización de combustibles como la gasolina. Su peligrosidad radica en que son capaces de reaccionar en la atmósfera, generando otras sustancias aun más nocivas. Investigaciones confirman que algunos RH son cancerígenos, es decir, pueden provocar cáncer.
El nivel de contaminación atmosférica está en directa relación con la cantidad de contaminantes emitidos al aire y también depende de las condiciones atmosféricas.El viento dispersa los contaminantes; incluso la radiación solar y la humedad atmosférica promueven que estos reaccionen, agudizando sus efectos nocivos.

cambio climatico




“La mitad del mundo o de la Tierra ya lo hemos mal utilizado. Realmente debemos estar preparados para este cambio climático, para eventos extraordinarios, como son las inundaciones”, advierte Gladys Chamorro, directora de Hidrología Operativa en Lima.
Y es que los pronósticos de los especialistas coinciden en que el efecto invernadero y el fenómeno del Niño convertirán al 2007 en el año más caluroso de las últimas décadas, y el Perú, no escapa a la alerta global. ¿Pero qué es lo que está pasando?
“Los más sensibles son los glaciares perpetuos, el agua perpetua que existe en nuestras cordilleras”, señala Julio Villafuerte, director general de Meteorología.
Los glaciares de Perú representan el 70 por ciento de la superficie total de hielo existente en el cinturón tropical de la Tierra. Los vaticinios son estremecedores. Los glaciares peruanos están retrocediendo entre 20 y 30 metros por año, al punto que en sólo una de estas cumbres nevadas de la cordillera blanca se ha perdido ya 50 millones de metros cúbicos de agua dulce.
“Todos reforcemos lo que es la cultura del agua para poder mitigar, sobretodo por que los eventos extremos se van a continuar con el cambio climático”, añade Gladys Chamorro, directora de Hidrología Operativa.
De no tomarse medidas urgentes, el acelerado deshielo de la Cordillera de los Andes que atraviesa Sudamérica afectará la provisión de agua y encenderá las alarmas en Quito, La Paz y Lima. A este sombrío panorama, se añade el calentamiento global.
Por su parte, Manuel Ernesto Bernales, presidente de la Comisión Nacional de Medio Ambiente explica:
“Si queremos detener el calentamiento global tenemos que actuar desde ahora coordinadamente a nivel mundial, sin dejar de hacerlo ni un sólo día, ni un sólo año, por lo menos durante 30 o 45 años.
Científicos y ecologistas han declarado el estado de alerta, pero mientras el mundo haga oídos sordos, el futuro de la humanidad estará en grave riesgo.

el cambio climatico golpea la tierra




Pavorosas sequías en África -con sus correspondientes hambrunas-, inundaciones en Centroeuropa y Asia, huracanes en el Caribe, tifones en Asia... Cada vez son más los científicos que ven la mano del hombre detrás de todas estas catástrofes. El cambio climático causado por el calentamiento global del planeta puede tener buena parte de la culpa.
Katrina ha sido la pesadilla que desde hace años temían multitud de meteorólogos: un huracán de la más alta categoría que tocara tierra en una zona altamente poblada y con edificios construidos por debajo del nivel del mar. La revista
National Geographic ya anunciaba hace más de un año que se podría producir una situación así en Nueva Orleans -frecuentemente azotada por huracanes-, pero nadie ha podido hacer nada por evitarlo. Y es que los propios científicos aseguran que incluso si la humanidad reaccionara enérgicamente ahora, el daño ya estaría hecho.
Durante décadas, la actividad industrial de los países más desarrollados ha supuesto una constante emisión de gases a la atmósfera que provocan el calentamiento global del planeta, también conocido como 'efecto invernadero', sin que se haya hecho prácticamente nada por frenar su impacto. Sólo la entrada en vigor del
protocolo de Kioto, que obliga a los países a reducir la emisión de estos gases contaminantes, puede mejorar algo la situación, aunque casi todos los expertos sostienen que mientras EEUU -que emite el 25% de los gases contaminantes del planeta- no lo ratifique, poco hay que hacer.
Mientras tanto, España y buena parte de Europa llevan dos años sufriendo los
veranos más calurosos que se recuerdan, y las olas de frío polar son cada vez más frecuentes en los países mediterráneos; la cima del Kilimanjaro y los glaciares de Pirineos, Alpes y el Himalaya se derriten; gigantescos fragmentos de hielo se desprenden de los polos; las aves cada vez migran menos que antes; aumenta el nivel del mar; suben las temperaturas medias de los océanos... y según los científicos, esto no ha hecho más que empezar.
Una localidad de Banda Aceh (Indonesia) fuertemente dañada por el tsunami del sureste asiático. (Foto: REUTERS)Científicos y ecologistas vienen alertando desde hace años de algunas de las consecuencias que podrá tener el cambio climático: más tormentas y fenómenos meteorológicos extremos, un aumento del nivel del mar de hasta 0,88 m en 2100, un aumento de 1,4 °C en la temperatura media de la Tierra, desaparición de los hielos en los polos... a lo que seguirán millones de personas sin acceso a agua potable, hambrunas, inundaciones, etc.
A todo ello se suman los costes que tendrán las sucesivas catástrofes. Sólo el Katrina ha sido el huracán que mayores pérdidas ha supuesto para EEUU. Pero los costes derivados de estos problemas aumentan año a año. Según un estudio realizado por la Unión Europea, entre 1975 y 1984 se produjo a nivel mundial tan sólo una catástrofe natural de grandes dimensiones, con daños estimados en mil millones de dólares. Fue el huracán Alicia, que golpeó las costas del Golfo de México y de Estados Unidos en 1983. Durante la posterior década se produjeron 13 catástrofes y en la última, desde 1995, el número de incendios, tormentas e inundaciones ascendió a 35. Los expertos creen que sus costes podrán suponer los 200 billones de dólares estadounidenses hasta el 2050.

miércoles, 22 de abril de 2009

El calentamiento global amenaza a miles de especies
















El calentamiento global se convertirá en la principal causa de extinción de especies desde los Andes tropicales hasta Sudáfrica, con la probable aniquilación de miles de especies tanto de plantas como de animales en las próximas décadas, según un estudio presentado el martes.
'El calentamiento global está entre las amenazas más serias a la biodiversidad del planeta y, en algunos hipotéticos escenarios, podría igualar o incluso exceder a la causada por la deforestación', afirma el estudio de la revista Conservation Biology.
'Este estudio dota de evidencias científicas si cabe más fuertes de que el calentamiento global causará una catastrófica pérdida de especies en todo el planeta', aseguró Jay Malcolm, un profesor asistente de silvicultura de la Universidad de Toronto y principal autor del estudio, que contó con científicos en Estados Unidos y Australia.
El mes pasado, un estudio de la ONU declaró que los humanos eran responsables del mayor aumento de las extinciones desde los dinosaurios y apremió a que se llevaran a cabo esfuerzos sin precedentes para alcanzar el objetivo de la ONU de desacelerar la tasa de pérdidas para 2010.
Los científicos no se ponen de acuerdo de la parte de culpa que tiene calentamiento global en comparación con otras amenazas humanas como la deforestación, la contaminación y la introducción de especies foráneas en nuevos hábitats.
El nuevo estudio se fijó en 25 'zonas sensibles' - áreas que contienen una gran concentración de plantas y animales - y auguró que el 11,6 por ciento de todas las especies, con un rango de entre el 1 y el 43 por ciento, podrían verse conducidos a la extinción si los niveles de gases de efecto invernadero continúan aumentando en los próximos 100 años.
Este rango implicaría la pérdida de miles, o decenas de miles, de especies. El informe dio un amplio rango debido a las indeterminaciones, por ejemplo, sobre la capacidad de animales y plantas de moverse hacia los polos si el clima se recalienta.
'Áreas particularmente vulnerables al cambio climático incluyen los Andes tropicales, la región del Cabo Floristic (en el extremo de Sudáfrica), el suroeste de Australia, y los bosques atlánticos de Brasil, Paraguay y Argentina', declaró.

La NASA confirma el aumento del nivel del mar por el calentamiento












Los deshielos en la Antártida por el calentamiento global elevan el nivel de los mares y alteran el clima con efectos que podrían ser desastrosos en todo el planeta, según la agencia espacial estadounidense, NASA. En un comunicado esa institución indica que desde 2002, cuando se fracturó la plataforma de hielo Larsen B en la Península Antártica, se ha registrado un aumento en el flujo de los glaciares hacia el mar de Wedell.

Ese desplazamiento, ocho veces más rápido que el habitual, provocó una disminución en la altura de los glaciares de hasta 38 metros en seis meses. Los estudios fueron llevados a cabo por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), el Centro Goddard de Vuelos Espaciales y el Centro Nacional para Estudios de la Nieve y el Hielo. "Los glaciares de la Península Antártica se aceleraron debido a que había desaparecido la plataforma Larsen B", dijo Eric Rignot, científico de JPL y autor de uno de los estudios.
"Estas investigaciones demuestran claramente, y por primera vez, la relación entre la destrucción de las plataformas de hielo y el calentamiento global, así como el desplazamiento acelerado de los glaciares", indicó. Su estudio utilizó datos proporcionados por satélites de la Agencia Espacial Europea y uno de la Agencia Espacial de Canadá. "Si alguien esperaba determinar si la Antártida reaccionará rápidamente al calentamiento global, creo que la respuesta es sí", dijo Ted Scambs, del Centro Nacional para Estudios de la Nieve y el Hielo. "En sólo 15 años hemos visto un cambio drástico en unos 240 kilómetros de línea costera", añadió.
Según el boletín de la NASA, los estudios ilustran las relaciones entre el cambio climático, la fractura de las plataformas de hielo y el aumento del flujo del hielo de glaciares a los océanos, lo que aumenta el nivel de los mares. Añadió que aunque los glaciares de la zona de Larsen son demasiado pequeños como para afectar el nivel marino, el fenómeno ilustra lo que podría ocurrir si el cambio climático se desplaza más al sur, donde los glaciares son mucho más grandes.
Los estudios demuestran que las plataformas de hielo frenan los glaciares e indican que el clima actual está más estrechamente vinculado al nivel del mar que lo que se creía hasta ahora, dijo Scambs.
Según Karl Thomas, director del Centro Nacional de Datos sobre el Clima, 1999 fue el quinto año más caluroso desde mediados del siglo XIX. Añadió que el ritmo actual de aumento de la temperatura es de entre 3 y 3,5 grados centígrados por siglo. Esa variación en más de 100 años parecería ser insignificante, pero es muy alta si se considera que desde la última glaciación, hace entre 18.000 y 20.000 años, la temperatura aumentó apenas entre 2,7 y 5 grados centígrados.
Los problemas se manifiestan en fenómenos meteorológicos como el aumento de las corrientes eólicas, la alteración de los patrones del tiempo con sequías e inundaciones en muchas zonas, hasta la aparición de El Niño cada vez con mayor intensidad en la costa del Pacífico.

La deforestación
















Cuando se elimina un bosque y el terreno es destinado, por ejemplo, a la explotación agrícola o ganadera, disminuye en gran medida la capacidad de la superficie terrestre para controlar su propio clima y composición química
Una de las mayores amenazas para la vida del hombre en la Tierra es la deforestación. Desnudar el planeta de sus bosques y de otros ecosistemas como de su suelo, tiene un efecto similar al de quemar la piel de un ser humano. Los bosques ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad, limitan la erosión en las cuencas hidrográficas e influyen en las variaciones del tiempo y en el clima. Asimismo, abastecen a las comunidades rurales de diversos productos, como la madera, alimentos, combustible, forrajes, fibras o fertilizantes orgánicos.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y (CNUMAD) establece que la protección ambiental es una parte integrante de desarrollo, que debería tener como objetivo aliviar la pobreza y lograr un equilibrio entre la eficiencia económica y la sostenibilidad. Se reconoce por parte de es internacional que todos los bosques del planeta deben ser objeto de una ordenación sostenible, que garantice sus servicios y beneficios sociales, económicos y ecológicos.
Los bosques y el régimen de lluvias
Una de las funciones más importantes de los árboles es su capacidad para la evapo-transpiración de volúmenes enormes de agua a través de sus hojas. Este vapor asciende y se condensa para formar las nubes; posteriormente, la precipitación de lluvia permite el crecimiento de los árboles y de sus raíces. Por otro lado, los desechos de las hojas se pudren en el suelo, determinando, su enriquecimiento; los nutrientes son reciclados rápidamente por las bacterias del terreno, cerrándose así el ciclo. Por lo tanto, si se eliminan los árboles, la lluvia cesará, pues ambos factores se estrechamente relacionados. Sin la lluvia, la tierra empezará a morir, se producirá una fuerte erosión y la zona de bosque se convertirá en un desierto.
Un ejemplo de este fenómeno es el desierto de Harrapan, en Pakistán. Inicialmente se trataba de una zona rica en bosques, que disfrutaba de un régimen de lluvias adecuado en los monzones: una buena muestra de ecosistema forestal auto sustentador. Los bosques fueron talados gradualmente por los ganaderos, que necesitaban hierbas para sus rebaños. La precipitación de lluvia se mantuvo en la región, hasta que la tala masiva afectó a más de la mitad del territorio. Como consecuencia, las lluvias cesaron y el área se volvió árida y los bosques circundantes murieron también. En la actualidad la zona es un semidesierto, capaz de mantener tan sólo a una pequeña personas y otros organismos que antes vivían del bosque.
La deforestación, por tanto, puede ocasionar la extinción local o regional de especies, la pérdida de recursos genéticos, el aumento de plagas, la disminución en la polinización de cultivos comerciales o la alteración de los procesos de formación y mantenimiento de los suelos (erosión). Asimismo, impide la recarga de los acuíferos y altera los ciclos biogeoquímicos. En suma, la deforestación provoca pérdida de diversidad biológica a nivel genético, poblacional y ecosistémico.
Causas
Como causas fundamentales de la deforestación pueden citarse el cambio del uso del agua para actividades ganaderas y agrícolas, los incendios y enfermedades forestales o la tala incontrolada de árboles. En la actualidad, la deforestación de los bosques tropicales constituye una auténtica amenaza, Si se analizan las tasas de deforestación de las distintas áreas ecológicamente importantes —bosques tropicales húmedos, bosques tropicales secos, bosques de llanura, bosques de montaña—, se puede concluir que, en los últimos años, este proceso ha resultado mucho más intenso en las zonas secas y semiáridas, especialmente en las montañas, que en las regiones húmedas. Esto es comprensible, dado que las áreas de mayor altitud o más secas resultan más adecuadas para la ganadería que las zonas húmedas de llanura, Los suelos de las regiones de montaña, en general, más ricos y fácilmente cultivables que los suelos viejos de ¡as llanuras tropicales, prácticamente lavados de todo tipo de nutrientes. Además de las restricciones agronómicas, hay que tener en cuenta la limitación que supone para la colonización la presencia de diferentes enfermedades, como malaria o fiebre amarilla, mucho menos extendidas en zonas de montaña o secas que en áreas húmedas.
Una de las causas principales de la deforestación de los trópicos es el aprovechamiento de la madera, tanto para consumo propio como para la exportación. Además, existen otros factores que explican el fenómeno de la pérdida de masa forestal. Uno de ellos es la presión que sobre los bosques ejerce la población; en este sentido, en muchas regiones el factor determinante es el aprovechamiento energético de la leña por parte de sus habitantes. De esta manera, el aumento exponencial de la población provoca el incremento paralelo de las necesidades de leña. Los bosques van perdiendo densidad, y cuando sus existencias bajan de un determinado nivel, su desarrollo resulta frenado, degradándose rápidamente hasta su práctica destrucción. El proceso se acelera como resultado del crecimiento herbáceo —provocado por la reducción cubierta arbórea—, que, a su vez, aumenta las posibilidades de un uso ganadero del terreno. El ganado no se limita a comer hierba; también se alimenta de los arbusto, factor que contribuye a agravar la destrucción de los bosques. Finalmente, en las épocas de sequía, la hierba seca aumenta el riesgo de incendios forestales.
La necesidad de un desarrollo sostenido
A La incidencia de la población sobre el mantenimiento de los bosques reviste caracteres de especial gravedad en el caso de la Amazonia, donde la llegada de campesinos a partir de la segunda mitad del siglo XX ha venido a trastocar el equilibrio ambiental mantenido por los pueblos indígenas que han utilizado estos bosques durante milenios, sin que su estado de conservación resultara afectado sustancialmente. El establecimiento de nuevos colonos en estas zonas se ve favorecido por la existencia de programas gubernamentales, que conceden títulos de propiedad a los campesinos que convierten un terreno baldío en terreno productivo. Con frecuencia, los colonos talan no sólo la parcela de terreno que les ha sido asignada, sino una superficie mucho mayor. Por otro lado, el acceso a la región de estas nuevas poblaciones se ha visto favorecido por la presencia de carreteras, construidas para facilitar la explotación de estas áreas, como consecuencia de la presión que ejercen las empresas madereras, mineras y petrolíferas.
Así pues, en casos como el apuntado, la solución a los problemas que afectan los bosques pasa por un desarrollo sostenible de los recursos y una fuerte voluntad política de poner fin a la tala indiscriminada. Además, es preciso el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas que han demostrado estar comprometidos con la conservación de los bosques, y evitar la migración de los campesinos hacia estas zonas. Esta última condición precisa de una redistribución equitativa de las tierras agrícolas, de tal forma que la supervivencia y la calidad de vida del campesinado quede asegurada y sea innecesaria la migración y la consiguiente deforestación.
Cómo combatir la deforestación
De acuerdo con las recomendaciones de las Naciones Unidas, existen diversas medidas encaminadas a frenar el proceso de deforestación. Por un lado, los programas forestales de cada país deben hacer partícipes a todos los interesados e integrar la conservación y el uso sostenible de los recursos biológicos. Asimismo, las capacidades nacionales de investigación forestal deben mejorarse y crear una red para facilitar el intercambio de información, fomentar la investigación y dar a conocer los resultados de las distintas disciplinas. Es necesario llevar a cabo estudios que analicen las causas de la deforestación y degradación ambiental en cada país, y debe fomentarse la cooperación en temas de transferencia de tecnología relacionada con los bosques, tanto Norte-Sur como Sur-Sur, mediante inversiones públicas y privadas, empresas mixtas, etc. Por otro lado, se requieren las mejores tecnologías de evaluación para obtener estimaciones fidedignas de todos los servicios y bienes forestales, en especial los que son objeto de comercio general. Mejorar el acceso al mercado de los bienes y servicios forestales con la reducción de obstáculos arancelarios y no arancelarios al comercio, constituye otra de las vías posibles, así como la necesidad de hacer un uso más efectiv0 de los mecanismos financieros existentes, para generar nuevos recursos de financiación a nivel nacional como internacional. Las políticas inversoras deben tener como finalidad atraer las inversiones nacionales, de las comunidades locales y extranjeras para las industrias sostenibles de base forestal, la reforestación, la conservación y la protección de los bosques.